Un caserio con mucha historia.

Leíamos un interesante artículo, en una antigua revista, Lau Haizetara, sobre el caserio Intxaurrondo Zahar, publicamos un extracto del mismo. Detalla cuestiones respecto a este singular edificio que no son muy conocidas.

El caserío Intxaurrondo es una de las casas más antiguas de las que hay en la zona este de la ciudad, junto con el caserío Oquendo que actualmente es una biblioteca municipal y el caserio Parada, situado en el Alto Miracruz, de estos tres caseríos desde el punto de vista arquitectónico el más curioso es el que se convierte en nuestro protagonista el caserío Intxaurrondo.
En esta casa solariega se puede ver como el acceso hacia las plantas superiores se realiza sobre unas escaleras exteriores que dan a un gran balcón corrido, el cual soporta el tejado apoyándose en unas enormes vigas de roble centenario.
El caserío que actualmente se denomina como pone en su fachada, Intxaurrondo Zahar, está situada en Intxaurrondo viejo y es el que da nombre a todo el barrio.
El caserío respetando la tradicional construcción medieval, tiene una planta cuadrada de unos 800 metros cuadrados y sus fachadas están orientadas con suma precisión a los cuatro puntos cardinales.
Actualmente delante del caserío hay un hermoso jardín pero anteriormente los terrenos del caserío se extendían a lo largo del actual Paseo Txaparrene y hasta los viveros de Ulia.
Este señorial caserío está declarado monumento histórico protegido por la Diputación Foral de Gipuzkoa y actualmente es de propiedad privada, pero a lo largo de su dilatada historia dado que tiene más de 500 años, ha pasado por numerosas situaciones.
En un tiempo fue un monasterio, como se puede comprobar por la cruz labrada en piedra sillería que hay en su fachada oeste.

También fue un punto de paso en el camino de Santiago, en esta época a los cristianos les asaltaban en su peregrinación a Santiago y este caserío se convirtió en refugio para los peregrinantes, como muestra de esta historia se pueden ver varias troneras a lo largo del caserio.
Posteriormente el caserío pasó por unos años en los que estuvo abandonado hasta que Martín Eceiza Michelena natural del pueblecito de Santamarina y Felisa Sarasola Ezaguirre de Larraul decidieron comprarlo, poco a poco y con enorme esfuerzo fueron arreglándolo, vaciaron su interior de madera y lo reformaron realizándolo de hormigón, cambiaron el tejado habilitaron las estancias pero mantuvieron la belleza del inmueble respetando sus fachadas.
Hoy en día la primitiva cocina del caserío está expuesta en el Museo San Telmo y muchos donostiarras la han podido ver a lo largo de estos años.


En su pasado más reciente el caserio se convirtió en sidrería y fue uno de los mejores de su época incluso en las herriko frogak de la época el nombre del caserío se oía por numerosos pueblos de Guipúzcoa y de Vizcaya.
Pasaron los años y la familia Eceiza Sarasola dejó el negocio de la sidrería aunque mantuvieron el negocio de la leche, recuerdo con especial cariño como hasta hace bien poco veía al nieto del matrimonio repartir la leche con su bicicleta, bien temprano, por todos los conventos que hay desde el Alto Miracruz hasta el reloj de Ategorrieta.
Posteriormente fue José Ibabe quien con mucha paciencia y la ayuda de sus hijos Martín y Andoni fueron sacando la piedra a la fachada y dejando el caserio tal y como lo podemos observar hoy en día.
Otra de las anecdotas del caserio radica en que en el centro del jardín se puede observar un bonito roble pero no es un roble cualquiera se trata de un hijo del roble de Gernika, siendo Martín un niño, fue con su familia a Gernika y pidió permiso para coger las bellotas que había en el suelo plantó algunas y le salieron varios esquejes y de uno de ellos proviene el roble que hay actualmente plantado en el centro del jardín.
Muchas veces que paso por allí me va a Martín arreglando el jardín pintando las fachadas los balcones subido encima de un andamio eso es querer la historia de una familia y apreciar el esfuerzo que ha costado otro día les contaré alguna otra historia de este bello caserío

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